¡Cómo manejás ese argot!
¡No me cabe la menor duda!
¡Me tenés con las ruedas patas para arriba!
Y sin embargo el sol de otoño
se resbala intrincado por los suaves
rincones del mísero y sordo tormento
que copula harto bacán con mis cuatro jinetes del apocalipsis
o tres
¿Pero será posible?
¿Intuís?
¡Ya ni disgustos se permiten en este lapso!
¡Tu escalafón te ahorca de pura facha!
¿Es cierto que viviste en Buenos Aires?
¡Qué de bien manejás ese argot!
Y yo acá en Montevideo
tragando la guata pobretona de tus
camperas olvidadas por la rancia desmemoria
que fornica eufórica con mis cuatro jinetes del apocalipsis
o tres