me transformás en un lugarteniente
que presiona las cabecitas de las moscas
hasta que escupan el misil
Cuando en el chat sos una pena
me transformás en una chocolatada
que arma la carpa iglú
hasta que esté pronta la cena
Cuando en el chat sos un taller mecánico
me transformás en un expediente secreto equis
que chasquea los dedos bien fuerte
hasta que lloren de pánico
Cuando en el chat sos una bufanda
me transformás en un lechero
que reparte la manteca desde el carro
hasta que la untes como Dios manda
Cuando en el chat sos una amanita muscaria
me transformás en un durazno pelón
que repite los ecos de Don Luis Alberto Spinetta
hasta que lo consideres un paria
