Ya veo, sí
que tus asteriscos derrapan a trompadas
por el risco de otra especie de malaria enfermiza
y tímida,
y tímida,
y la venganza de tu cotorra se para en puntas de pie y
soslaya fracasos en la ducha
mientras tu amarga capucha
batalla, arrincona y lucha
contra las voces de los pájaros ancianos
que han tomado tus manos
poquísimamente en serio
¡Ja! ¿Y eres artesana?
¿Por qué no les cuentas a todos?
que construyes con mis lodos
mientras miras con la lengua
y chupas con los codos
lo que borras con la lana
de tus corderitos de azufre
¿no es acaso este presente
el que te viene al pelo para zafar
de tu catarsis chabacana?
Oye, ¡lee con alegría!
¡es que recién comienza la noche!
¿o es que recién empieza el día?
¿cuál es la diferencia que notas
cuando vives en pelotas
volando en tus propias salivas
dedicándome una mema
mientras tu alma rema y rema
en este océano de flema
donde eres reina y soberana
encerrada en tu abadía?
