Shock de mate y antenas lascivas

Anoche pude dormir
en las faldas de tu montaña
los cerros de tu cajeta
y el olor de tu costura
No hizo falta mil posturas
ni paladear tu calaña

Sin embargo te invité
y me miraste torcida
aquellos autos suicidas
que de labios te llenaban
corriendo tus ojos estaban
como acidez del espermicida

Chocamos, es cierto
despacio
como un rudo cartapacio (andá al diccionario, pendex)
pero el alma no entiende de góndolas,
de pérgolas ni cuchetas,
el alma come sus tetas
como etéreas mariposas
coquetas y resbalosas
donde tú te parapetas

En el ocaso de mi amor
en la tómbola de mi garcha,
siempre me pondré en marcha
para quemar tu motor
aunque ya no sienta el candor
de los pétalos del mañana
lamerías todas mis lanas
para quitarte el sabor