¡Ay, volvé a los libros!

Fulmina divino el calor de tus ojos
manteca diversa que lava las nalgas
tropezando inconsciente en el agua de abril
las caricias livianas de los amantes del bocio

Visitas de espiga
tifones de seda
miradas de azahar
y canelones de cena
sucuchos de ámbar
elipses de caca
toneladas de sol
a orillas del Niágara
caperuzas de carne
insultos de pluma
canales de gofio
y pasitos de rumba
mamas de oropel
teclados de siesta
rifas de glucosa
o chillidos de guerra

Y en las horas del mamar
reflexiona tu cabeza
rebotando sin principio
sin pudor ni entereza
las agudas percepciones
las lagunas en cajones
y tu alma brilla tanto
como cálidos gotones

Sé.