El Filo de la Pepa


Es forzoso acabar en la intemperie
barajando las ideas y nociones
de mil setecientos gorriones que
desdibujan el sombrerete
a fuerza de saberse los dueños
de un mundo que se descose
como los puños de un buzo pobre
y las trenzas de una niña apabullada por el rencor de
perder

Pero quiso ser mujer
y establecerse en la ciudad
siguiendo la variedad
que su corazón le dictase
vendiendo artículos de papelería y dejándose
de joder con la mayoría de edad, el salario y la verdad
para sumirse en una cama tibia todas las noches, con todo y su rojo coche
aferrada a la promesa, al tenedor y a la cabeza
de un sofá-cama social

El terreno al tiempo le cederá
todos los pasos dados en serie
todos acabamos a la intemperie
excepto quizás excepto quizás y cuando
algún enlace permanente
nos permita acercarnos de repente a esa costura que todo tiene
cuando sabíamos ya de chicos, ya de nenes
que el universo tiene una cuerda
que constantemente se le da
no preguntes y callá
hasta que el sol en la noche se pierda